Con tan sólo 16 años Isma empezó a trabajar como camarero en el restaurante de Can Rosés, en Rubí. También iba a menudo iba con el SEAT 124 para ayudar al jefe a llevar la comida a una escuela en Vallvidrera, a veces incluso nevando. Luego vino el reparto a otras escuelas como el Montessori o la Torre de la Llebre, en Rubí. Y hubo una época en que también lo acompañaba a comprar fruta a Amposta para las escuelas y, de regreso, se paraban a merendar en un pueblo a mitad camino.

Actualmente Isma es quien distribuye los menús escolares a los centros educativos que solicitan este servicio. Empieza su ruta por Cerdanyola del Vallès, atraviesa Barcelona, llega al Baix Llobregat para luego regresar a la cocina central en Rubí.

¿Qué momento te viene a la memoria cuando piensas en Campos Estela? ¿Nos explicarías una anécdota?

Cuando trabajábamos como camareros en el restaurante nos tocaba trabajar un sábado sí y otro no. Y cuando se iban las familias, a eso de las 4 o 5 de la tarde, era el momento de comer nosotros. Recuerdo como el jefe decía “¿Que no coma nadie!”: Y entonces salía a comprar entrecot de buey. Regresaba y, a veces, incluso lo cocinaba él para luego comer todos juntos. Nos podían dar hasta las 8 de la tarde charlando.

Si tuvieras que describir Campos Estela en pocas palabras ¿cuáles elegirías?

Familia.

¿Qué crees que ha cambiado más de la empresa (o de los comedores escolares) durante todos estos años?

Recuerdo platos que cocinábamos de forma muy casera y con muy pocas sartenes, como la tortilla a la francesa o la tortilla de patata. Incluso alguna vez había hecho yo las tortillas aunque no era mi trabajo. En Campos Estela se podía aplicar aquel dicho de «lo mismo te frío un huevo que te plancho una corbata». Todos estábamos acostumbrados a hacer un poco de todo.

¿Nos explicarías un juego de mesa de los clásicos para que lo podamos recuperar en las escuelas con los niños?

El ajedrez.

¿A qué te gustaba jugar al aire libre cuando eras pequeña?

Me gustaría que los niños de ahora aprendieran juegos antiguos como el burro porque se están perdiendo. Recuerdo uno bastante peculiar que consistía en clavar herramientas en el barro. Cuando llovía y la tierra estaba blanda jugábamos a lanzar e hincar limas o destornilladores en el suelo.

¿Cuál es el plato más característico de la casa o qué te gusta más?

Uno de los que mejores recuerdos me trae es un cocido extremeño que servíamos en el restaurante. Un cocinero en el restaurante Estela de Rubí Sud lo hacía muy bueno. A veces añoro esos platos de cuchara.

Un deseo para el futuro

Mantener el espíritu familiar.

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