Muchos abuelos y abuelas nos han explicado este curso que, de pequeños, prácticamente no tenían juguetes. En muchas ocasiones se las tenían que construir ellos mismos, cajas de cerillas, piedras, troncos y cualquier material que se encontraban por casa o en la naturaleza. Nuestros equipos de ocio siempre han creado nuevos juegos tomando como bases materiales reciclados y esta es la propuesta que queremos recuperar para este verano. A continuación, os proponemos una serie de juegos que podéis hacer con vuestros hijos e hija. Solo harán falta algunos materiales y, si tenéis los abuelos bien cerca, escuchar su experiencia.

JUEGOS DE CALLE

  • RAYUELA

Número de jugadores: Un máximo de cinco.

Lugar / zona ideal para practicarlo: Una plaza, llanura.

Material: Una tiza y una piedra plana.

Explicación:

Se marca en la tierra la rayuela. Por turnos cada jugador echa una piedra plana a la casilla que toca. Se empieza por la 1 y se va subiendo. Hace falta que la piedra caiga dentro de la casilla, sin tocar los bordes. Entonces se hace el recorrido de la rayuela de la siguiente manera: hay que pasar por todas las casillas, sucesivamente, saltándose la casilla que tiene la piedra, a la pata coja, sin pisar las líneas ni tocar el otro pie en el suelo.

Si el recorrido es de los que tienen casillas en cruz y si ninguno de las dos casillas no es la que tiene la piedra, al llegar a estas se pone en pie a cada una. Al llegar a la última casilla se gira y vuelve hasta el principio. Cuando se está a la casilla anterior a la que tiene la piedra hay que agacharse y cogerla y volver con ella al principio. Si durante este recorrido en algún momento el jugador toca con el otro pie en el suelo o pisa una raya o al tirar la piedra no acierta bien la casilla correspondiente le pasa el turno. Si se hace todo el recorrido se continúa con la siguiente casilla hasta que se han hecho todas.

Gana quien primero hace todo el recorrido.

  • EL PAÑUELO

Número de jugadores: Por grupos, en total un máximo de veinte.

Lugar /zona ideal para practicarlo: Una plaza o una calle que no pasen coches.

Material: Un pañuelo.

Explicación:

Se hacen dos equipos de igual número de jugadores y se separan unos veinte metros. Cada grupo se numera sin que el equipo contrario sepa los números.

Quién lleva el juego se pone en medio de los dos equipos, con un pañuelo en la mano.

El jugador de cada equipo que tiene este número tiene que salir deprisa a coger el pañuelo. El objetivo es cogerlo y volver a su lugar sin que el contrario lo toque. Si lo toca queda eliminado. En cambio, si no lo consigue es este quien resto eliminado.

Los eliminados se ponen junto al quién conduce el juego y podrán ser salvados por un compañero si, al coger el pañuelo, lo tocan y consiguen volver al grupo sin ser tocados, por el contrario.

El juego se acaba cuando uno de los equipos se queda sin jugadores.

  • CORRIDA DEL CAPAZO O DE LAS PIEDRAS

Número de jugadores: Dependiendo del número de capazos. En principio 5 por carrera.

Lugar / zona ideal para practicarlo: Un terreno plano de unos quince metros.

Material. Al menos 5 capazos y 10 piedras de río por capazo.

Explicación:

El juego consiste al recoger lo más rápido posible las diez piedras alineadas ante el capazo, y separadas un metro unas de las otras.

Cuando se inicia el jugador tiene que ir corriendo y poner las piedras en su capazo, de una en una, es decir, lo más rápido posible. Cada vez, pero, solo puede coger una y ponerla en el capazo y después volver a correr para coger otra –el capazo no se toca, se queda en la línea de salida-.

El orden para empezar a recoger es indistinto. Se puede empezar por la primera, por la última o por la mitad.

Gana quién recoge primero la hilera de piedras que tiene ante sede.

  • LA HERRADURA

Número de jugadores: Individual o parejas.

Lugar / zona ideal para practicarlo: Una plaza, un patio, una zona plana.

Material: Tres o más herraduras y una varilla de hierro de dos palmos.

Explicación:

Antes, cuando había más caballos y partidos se jugaba más. Hoy no es muy habitual verlo jugar.

Para jugar se tiene que plantar una vara de hierro a tierra y trazar a su alrededor una circunferencia de 50 o 60 centímetros de diámetro. Cada jugador tiene entre 3 y 5 herraduras. Desde una distancia de un par de metros las tienen que echar intentando que se queden cogidas a la vara o, cuando menos, que queden dentro del círculo.

JUEGOS DE MESA

  • TRES EN RAYA

Objetivos:

  • Presentar el centro de interés mediante un juego de mesa.
  • Crear un juego.
  • Empezar a ver que no hay que jugar o juegos comprados, sino que los podemos fabricar.

Desarrollo:

El tres en raya es un famoso juego para dos jugadores. Un objetivo es hacer una hilera de tres piezas seguidas (en vertical, horizontal o diagonal) antes del otro jugador.

Antes que nada, hay que hacer las seis piezas y el azulejo. Las piezas las haremos con barro y los niños harán la forma o formas que quieran ya que lo importante es que estén pintadas de dos colores diferentes (tres de un color y tres de otro color) para diferenciar las piezas de cada jugador.

Instrucciones:

Empieza un jugador poniendo una de sus piezas en alguna de las redondas del azulejo, después el otro jugador hace el mismo y así sucesivamente, siempre con el objetivo de alinear las tres fichas propias. Cuando se han puesto todas las piezas al azulejo los jugadores pueden mover sus piezas de redonda a redonda siguiendo las líneas marcadas al azulejo (y solo hasta la siguiente redonda en cada turno), hasta que algún jugador consiga alinear sus tres piezas, tanto en diagonal, horizontal o vertical, momento en que se acaba el juego.

  • JUEGO DE LAS TABAS CON PASTA DE MOLLA DE PAN

Objetivos:

  • Aprender una nueva manera de modelar
  • Aprender un juego tradicional poco conocido
  • Construir un juego para poder jugar en casa

Desarrollo:

La masa de molla de pan es una pasta que se puede modelar de forma parecida al barro o la plastilina, aunque con algunas diferencias:

  • No mancha las manos al trabajarla.
  • Endurece al aire, sin necesidad de horno ni de agentes químicos.
  • Un golpe seco es bastante resistente.
  • La figura durará muchos años, siempre que la mantengamos alejada del agua y la humedad.
  • Al natural es traslúcida, de un leve color blanco hueso, aunque también se puede teñir del color que queramos.
  • Al natural (antes de teñir) no es tóxica.

En primer lugar, retiramos toda la corteza del pan, dejando solo la molla. A continuación, frotaremos las rebanadas con las manos para desmenuzarlo, formando pequeñas (“virutas”) de pan. Una vez desmigados todos los panes, agregaremos las tres cucharadas soperas de glicerina, las tres cucharadas soperas de cola blanca y finalmente las dos cucharaditas de zumo de limón.

Amasaremos muy bien con las manos, de forma que se mezclen muy bien los ingredientes. Continuaremos amasando hasta que la consistencia sea la de una pasta manejable, modulable y que no se adhiera en las manos, es decir, que no esté pegajosa.

Si notamos que la pasta queda demasiado dura, añadiremos algo más de cola blanca y un poco de glicerina. Y si, por el contrario, queda demasiado pegajosa y no se arregla después de amasarla durante un buen rato, entonces añadiremos algo más de pan.

Antes de modelar cualquier figura, tenemos que amasar muy bien la masa con las manos para sacar todo el aire, puesto que, si quedan burbujas de aire dentro de la pasta, esta podría agrietarse al endurecerse.

La pasta de molla de pan endurece al aire, aproximadamente en 24 horas, de forma que no es necesario cocerla al horno. Simplemente modelamos las tabas, las dejamos secar y listos. Hay que tener en cuenta que, al secarse, las figuras se encogen aproximadamente de un 10% a un 30%, así que es mejor modelar siempre las tabas un poco más grande de la medida que queramos obtener. Un golpe seco, también se puede pintar.

Cuando ya tenemos la masa de pan preparada (antes de que se seque) pasamos a hacer las tabas:

Las tabas eran antiguamente hechas con los osos que unen las patas con los pies, generalmente de cordero, convenientemente pulidas. Actualmente podemos encontrar similitud con los “gogos”, hechos de plástico y con formas bastante diferentes, pero que conservan la esencia del juego. Por lo tanto, para hacer las tabas (unas 5 por niño) modelaremos la pasta para hacer pequeños “huesecillos” con dos caras planas (contrapuestas) y el resto con formas redondeadas.

El juego:

Tenemos la opción de jugar individual (para practicar, que no es fácil) o con otros jugadores. Las tabas se lanzan encima de una mesa o al suelo. Se coge una y se tira arriba y, mientras tanto, se coge una de las que están a la mesa o en el suelo. Cuando cae la taba que hemos lanzado al aire lo tenemos que coger también y así quedarnos con las 2 tabas en las manos. Después se vuelve a echar una de las que tenemos en las manos y se coge otra de la mesa o el suelo y la que hemos lanzado, de forma que tenemos 3 tabas en las manos. Así sucesivamente hasta que hayamos cogido las 5 tabas de la mesa o el suelo. Cuando tenemos las 5 tabas en las manos las tenemos que lanzar (no muy arriba) y tienen que caer al anverso de las manos, después las volvemos a lanzar y las cogemos con las palmas. El jugador que no consigue hacer un de estos pasos, cede el turno al siguiente jugador y cuando le vuelva a tocar tiene que empezar desde el principio.

Gana quien primero consigue hacer todos los pasos seguidos, sin que caiga ninguna taba.

Observaciones:

El juego se puede complicar jugando solo con una mano.

Por los más pequeños se puede jugar a otros juegos como echar las tabas para hacer que queden cerca de una línea marcada al suelo, pero sin pasarse; o también a poner unas cuantas tabas “de pies” (aguantadas por las caras planas) e intentar tumbarlas lanzando una taba desde cierta distancia.