Un clásico que siempre triunfa en las plazas y calles hace buen tiempo son los juegos de cuerda. Sirve de excusa porque los niños se conozcan entre ellos y las reglas de juego acostumbran a transmitirse de generación en generación. Admiten diferentes variantes de juego y de canciones según el lugar de origen. Y se acostumbran a ver durante celebraciones familiares y forman parte de la cultura popular. En muchas ocasiones se adaptan a diferentes grupos de edad para que los más pequeños también puedan participar.
- Las habilidades que se trabajan son, principalmente, la coordinación, el ritmo y la actividad física.
- Los elementos de juego son muy sencillos: una cuerda y una superficie plana como terreno para jugar.
- Las normas de juego se pueden adaptar según la edad.
- Los vínculos entre niños se fortalecen.
- Las canciones pueden formar parte del juego y, a veces, sirven de guía para seguir las normas.
LA SERPIENTE
Dos niños toman paran y coger la cuerda por cada uno de los extremo. Dejan plana la cuerda en el suelo y la mueven como si fuera una serpiente. Los otros niños tienen que saltar de parte a parte sin pisar la serpiente porque “les puede morder”. Si la pisan entonces toca cambio de turno con los que están contando. En una manera de iniciarse a los saltos por parte de los más pequeños.
EL RELOJ
También se trata de un juego de iniciación al salto. Uno le toca contar, coge la cuerda por un extremo y deja el resto de cuerda estirada al suelo y gira sobre él mismo imitando las agujas del reloj con la cuerda. Los otros participantes se reparten alrededor de él parar, más o menos en círculo y tienen que evitar que los toque la cuerda cuando esta llega su “hora”. Si mientras está girando un niño pisa o toca la cuerda coge el reveo de quien está parando. Es recomendable que a todos los niños los toque contar durante ratos cortos de tiempos para no marearse.
EL RELOJ II
Dos jugadores cogen la cuerda, uno por cada extremo y ruedan. El resto de jugadores hacen una hilera y van entrando por turnos. El salto se hace por rondas y a cada una se hacen tantos saltos como la hora que toca. Esto quiere decir que se inicia el juego y se llama: la una y todos los jugadores, uno tras otro, van pasando y saltando una vez. Después se llama: las dos y todos saltarán dos veces; así hasta las doce en que saltarán doce veces y finaliza el juego.
OLLA MEZCLADORA
Por este juego se tienen que hacer grupos de un máximo de 15 niños. Dos jugadores cogen la cuerda, uno por cada extremo y ruedan. Mientras la cuerda gira todos los jugadores cantan:
Olla mezcladora,
Quien no entra para olla mezclada
Quien no sale también.
Cuando la canción dice “entra”, todos los jugadores tienen que ponerse a saltar a la cuerda sin engancharse. Después de hacer un salta, se llama: olla mezclada quien no sale también, y todo el jugador tiene que salir sin hacer para el movimiento de la cuerda. Si alguien tropieza con la cuerda, pasa a moverla él.
JULI: Dos jugadores cogen la cuerda, uno por cada extremo y ruedan. El juego consiste en saltar a la cuerda muy deprisa. A los primeros saltos la cuerda gira lentamente y se salta acompasadamente, contando desde el 1 hasta el 10 a un ritmo suave. ¡Cuando se llega el 10 los niños que giran la cuerda gritan “juli”! Pasan a rodear más y más rápidamente, produciendo un chasquido a tierra que hacer referencia al nombre de la canción. Este movimiento de brazo tan rápido no se puede aguantar demasiado rato de forma que, si el saltador no ha tropezado, quienes paran aflojarán el ritmo y recuperarán la cadencia anterior, para descansar y dar a otro jugador.
SI LA BARQUILLA CAE: Dos jugadores cogen la cuerda, uno por cada extremo y ruedan. Y el resto de jugadores tiene que ir saltando siguiendo el ritmo de esta canción:
Si la barquilla tumba,
Niña no tengas miedo
Alza la cuerda en el aire
Y haz un saltón.
PLUMA, TINTERO, PAPEL
Como en la fábula anterior; al final de cada párrafo, los jugadores saltan al ritmo de la canción.
Pluma, tintero, papel
Para escribir una carta
Por mi novio Manel.
Aquella carta decía
Recuerdos de Mireia
Y de nuestro amigo Miquel.
Pluma, tintero y papel
Levanta muy alta la cuerda
Que así nunca perderé.